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martes, 26 de febrero de 2019

Ajedrez en Peñaflor

Este año nos apuntamos al programa de AJEDREZ EN LA ESCUELA.
Desde que nos dijeron que habíamos sido admitidas en dicho programa, estamos deseosas de empezar, pero todo se va cociendo a fuego lento, porque lo primero y más importante es recibir la formación necesaria para luego saber transmitir y apasionar a nuestrxs alumnxs. Y en ello estamos.

A posteriori, hemos tenido una reunión con un padre de un alumno que se ofreció para colaborar y llevar a cabo este programa en el tiempo de recreos. Estamos planificando y secuenciando, y os informamos que podremos comenzar de forma muy secuenciada, en el tercer trimestre.

Por ello publicamos esta entrada donde se refleja la importancia y necesidad de aprender a jugar a este juego, para ello os compartimos los objetivos por los que en Aragón y por ende en nuestra escuela, vemos la necesidad de implantar el ajedrez educativo en las escuelas.
ajedrez educativo razones

Justificación de la implantación del Ajedrez Educativo en las Escuelas

La enseñanza del Ajedrez y su incidencia en el desarrollo de la personalidad de los alumnos la hemos clasificado en cuatro grandes grupos, atendiendo a los diferentes aspectos formativos sobre los que inciden:
  1. Objetivos de desarrollo intelectual.
  2. Objetivos de desarrollo personal y de formación del carácter.
  3. Objetivos de educación social y deportiva.
  4. Objetivos culturales y de ampliación de conocimientos.

1. OBJETIVOS DE DESARROLLO INTELECTUAL

Desarrollar la atención y concentración.
Estas dos facultades de la inteligencia son las que más se desarrollan practicando el Ajedrez. Durante una partida a cada jugada antecede un proceso reflexivo que se utiliza para la elección del movimiento. Este proceso de reflexión requiere necesariamente de atención (aplicación voluntaria del pensamiento a la actividad que se realiza) y de concentración (capacidad de aislarse voluntariamente del mundo exterior y centrarse exclusivamente en la acción que se realiza). Mediante le práctica del ajedrez, se potencian estas capacidades y se reconocen las sensaciones asociadas a ellas, de modo que pueden ser utilizadas en tareas diferentes, como el estudio, donde resultan muy importantes para un adecuado rendimiento académico.
Potenciar la capacidad de razonamiento lógico – matemático.
La lógica que rige las secuencias de una combinación o la precisión de algunos finales de partida tienen mucha relación con los procesos de razonamiento utilizados en las demostraciones matemáticas, por lo que los niños que practican el Ajedrez mejoran notablemente en su capacidad de razonamiento, lo que se refleja en un mejor rendimiento, especialmente, en el área de matemáticas.
Desarrollar la creatividad e imaginación.
Una partida de Ajedrez es una continua sucesión de problemas que hay que resolver, para lo que es necesario utilizar todos los recursos disponibles. En la mayoría de los casos los problemas planteados son nuevos, por lo que la memoria o la experiencia pueden aportar relativamente poco a su solución. Los problemas nuevos, tanto en el Ajedrez como en la vida diaria, se resuelven con creatividad, imaginación e inteligencia. Cuantos más problemas se resuelven más se desarrollan estas capacidades y el ajedrez contribuye fuertemente a ello.
El ajedrez desarrolla la atención, la concentración, la creatividad y la imaginación, así como potencia la capacidad del razonamiento lógico-matemático.

2. OBJETIVOS DE DESARROLLO PERSONAL Y DE FORMACIÓN DEL CARÁCTER

Analizar sistemáticamente los problemas, utilizando procedimientos adecuados para obtener la información, seleccionarla, organizarla y utilizarla.
Durante el proceso de selección de un plan de juego o una jugada concreta el ajedrecista sigue, idealmente, un proceso similar al que se utiliza para la solución de un problema cualquiera.
En primer lugar se obtiene información, se buscan ideas o motivos que justifiquen la decisión que se va a adoptar; luego se selecciona esa información, es decir, se analizan todas las ideas y se descartan las menos viables. La tercera fase es la organización de esa información, las ideas más interesantes van tomando cuerpo en forma de variantes concretas. Finalmente, se utiliza en la práctica la mejor idea resultante del todo proceso anterior.
Expresar de forma razonada contestaciones, conclusiones y soluciones de problemas.
Las decisiones durante una partida de Ajedrez son el resultado de un proceso de reflexión y tienen, idealmente al menos, una justificación racional. Es decir, detrás de cada jugada hay una idea, una intención, y el jugador debe saber por qué ha elegido esa continuación y no otra cualquiera. Se trata de tomar decisiones de manera razonada y, por tanto, de acostumbrarse a saber explicar razonadamente las causas de nuestros actos y nuestras decisiones. No basta con elegir racionalmente, en la vida es muy útil tener la capacidad de explicar razonadamente nuestro punto de vista para poder convencer a los demás de nuestras ideas.
Valorar con antelación las ventajas e inconvenientes de una decisión, y planificar anticipadamente las respuestas a distintas situaciones.
Jugando al Ajedrez, se desarrolla la capacidad de previsión, ya que durante la partida el jugador tiene que calcular anticipadamente los aspectos positivos y negativos de las decisiones (jugadas) que tiene que tomar. Este tipo de análisis se extrapola a la vida real y el ajedrecista tiende a analizar sus decisiones de un modo más profundo. Además de hacer valoraciones, en una partida hay que tener previstas las respuestas concretas a los posibles movimientos del rival. Esto también resulta útil en la vida real, ya que en ocasiones es conveniente tener previstas de antemano posibles respuestas a diferentes situaciones de la vida cotidiana.
Potencia el análisis crítico, la selección de información, generación de conclusiones a partir de ese análisis, sus ventajas e inconvenientes y la planificación las respuestas a dar.
Responsabilizarse de los propios actos, reconociendo los aciertos y los errores cometidos y asumiendo las consecuencias positivas o negativas de las decisiones tomadas.
Toda la responsabilidad sobre el resultado de una partida de ajedrez recae en sus protagonistas, sólo ellos son responsables de lo que allí ha ocurrido. No es posible quejarse de mala suerte, de árbitros desfavorables, de condiciones meteorológicas adversas ni de otros factores externos que puedan disculpar una derrota. El jugador es el único responsable, y aunque esto pueda llegar a ser duro, también es muy educativo, pues induce al análisis de lo sucedido y al reconocimiento de aciertos y errores que pueden llevar a la victoria o la derrota. El jugador aprende a tomar decisiones y a responsabilizarse de ellas, no sólo en la partida de ajedrez sino también en la vida diaria. Asumir con naturalidad las consecuencias positivas o negativas que se deriven de sus aciertos o errores es la consecuencia inevitable de esta sólida relación entre un acto y sus consecuencias.
Desarrollar la autoestima y superación, valorando el propio progreso en el aprendizaje y adquiriendo un nivel adecuado de autoconfianza.
El aprendizaje en ajedrez es muy fácil de percibir por el protagonista que se siente mejor jugador cada vez y valora positivamente sus progresos. Este aspecto contribuye a desarrollar la autoestima y a despertar el espíritu de superación, lo que redunda positivamente en los resultados en otras materias. Desarrollar la capacidad de autonomía, mediante la toma de decisiones individuales en el transcurso de las partidas. El ajedrecista se encuentra siempre sólo ante el peligro, tiene que tomar muchas decisiones y no puede preguntar a nadie, ni consultar ningún libro, ni ayudarse de notas escritas por él mismo, unas veces con un criterio claro, otras simplemente por intuición, pero siempre de una forma autónoma.
Incrementar la capacidad de decisión, mediante la elección, inevitable, entre varias alternativas en un tiempo limitado.
Tanto en una partida de ajedrez como en diferentes situaciones de la vida diaria, tenemos que tomar una decisión y el tiempo que tenemos para ello es limitado. Nosotros no podemos aunque a veces nos gustaría, analizar casi indefinidamente una cuestión y aplazar sucesivamente la decisión. Pero hay que actuar con cierta diligencia porque los asuntos tienen una caducidad, ya sea en el tiempo del reloj de ajedrez, o los plazos que inevitablemente tenemos para nuestras decisiones cotidianas.
Aumentar el control emocional y la impulsividad, evitando acciones irreflexivas.
En la partida de ajedrez todas las jugadas, incluso en apuros de tiempo, van precedidas de un periodo de reflexión, más o menos extenso. Los jugadores se acostumbran a anteponer un periodo de reflexión anterior a cada acción, disminuyendo la cantidad de errores, tanto en el juego como en la vida diaria.
El ajedrez potencia la asunción de responsabilidades de los propios actos, aumenta la autoestima personal, incrementa la capacidad de toma de decisiones y activa el control emocional.
Estimula la perseverancia en el abordaje de tareas y resolución de problemas.
El ajedrez tiene un enorme poder estimulador de la tenacidad, del espíritu de lucha y de la capacidad de sacrificio. Impresiona muchas veces comprobar cómo el ajedrecista se aferra desesperadamente a una posición claramente inferior, o la tenacidad con la que da vueltas a una posición para hacer valer una mínima ventaja. Esta perseverancia aplicada a otro tipo de trabajos o al estudio reporta indudables beneficios a la persona que la ha desarrollado.
Analizar las cuestiones desde diferentes puntos de vista, situándose en la perspectiva del oponente.
Un ejercicio esencial durante le partida de ajedrez es situarse en el lugar del oponente para tratar de adivinar sus planes o recursos defensivos u ofensivos. Es frecuente que los jugadores se sitúen físicamente en el lugar de su contrario, levantándose de su asiento y mirando el tablero por encima de los hombros de su rival. Esta capacidad de analizar las cuestiones desde diferentes perspectivas resulta de gran importancia en la vida real. Si todos fuéramos capaces de situarnos en el lugar de nuestros interlocutores en las conversaciones, las discusiones o Las situaciones cotidianas, una gran parte de los problemas desaparecerían inmediatamente.
Disfrutar del proceso de razonamiento y del ejercicio mental mientras se practica el juego creando cierto hábito al mismo.
Mantener la mente ocupada con actividades intelectuales es un auténtico placer, posiblemente conocido sólo por una minoría. El ajedrez contribuye en gran medida a demostrar que se puede disfrutar intensamente con procesos de razonamiento y actividad mental y, por tanto, está fomentando todo tipo de actividades intelectuales entre los que se encuentra el estudio.
Fomentar la importancia de la planificación y el orden.
El ajedrez requiere tener claro los tres momentos de una partida de ajedrez y que es importante llevar a cabo en los mismos: apertura, desarrollo y final. Debe aprender tácticas y movimientos y reconocer cuando los puede llevar a cabo.
Por lo que los alumnos se vuelven más disciplinados.
Orientar el tiempo de ocio hacia actividades constructivas y creativas.
La orientación del tiempo de ocio de la juventud hacia actividades creativas, participativas y constructivas no hay duda que puede jugar un destacado papel en prevención de problemas actuales como la drogadicción o la adaptación social. Los sociólogos nos vienen advirtiendo desde hace tiempo de que nos encaminamos hacia la civilización del ocio, caracterizada por una gran cantidad de tiempo libre para sus miembros. Como esta civilización probablemente estará acompañada de medidas sociales como el reparto del empleo y una menor edad de jubilación, un resultado de todo ello será la posible pérdida de poder adquisitivo de muchos miembros de esta sociedad del futuro. La combinación de mayor tiempo libre y menor poder adquisitivo oriente necesariamente este tiempo libre hacia actividades de ocio no relacionadas con el consumo. El ajedrez, en este aspecto, es una actividad única, pues el precio de la hora de ocio dedicada al ajedrez es prácticamente nulo. Tendrá un importante papel social en el futuro independiente de su papel como herramienta educativa.
El ajedrez ayuda a la planificación de tareas, al disfrute del proceso del razonamiento a través del juego, a la resolución de problemas, al análisis de la situación desde varios puntos de vista, pero, sobre todo, a orientar el tiempo de ocio hacia actividades constructivas.

 3. OBJETIVOS DE EDUCACIÓN SOCIAL Y DEPORTIVA

Valorar y respetar el silencio como fuente de concentración.
La partida de ajedrez requiere concentración por parte de los jugadores y silencio favorece a esta concentración. Casi todas las actividades intelectuales y creativas se ven favorecidas por un ambiente tranquilo y silencioso. Esto no es plenamente asumido por los niños hasta que no notan por si mismos la gran diferencia que hay entre jugar una partida en un ambiente alborotado o en uno silencioso. La valoración y el respeto por el silencio que se consigue es posteriormente extrapolable a situaciones de estudio o trabajo en casa o el colegio.
Fomentar relación de igualdad independientemente de edad, sexo, idioma,…
Las partidas de ajedrez pueden jugarse entre un nieto y su abuelo, un español y un alemán,… sólo se necesita tener unos conocimientos similares para que la partida sea motivadora para ambos. Esto hace que se potencien las relaciones familiares y sociales, pudiendo compartir un mismo juego.
Fomentar el desarrollo de relaciones interpersonales equilibradas.
Aunque el ajedrez es un deporte que se practica individualmente, incluso en las competiciones por equipos el contacto humano está siempre presente. Posiblemente el ajedrez es el único deporte o actividad en donde es frecuente, al final de la partida, que los dos contendientes se queden un rato departiendo sobre las distintas incidencias o posibilidades que presentaba la partida recién disputada. Después de los momentos de gran tensión vividos en el trascurso del juego, y con estados de ánimos diferentes según haya sido el resultado, los jugadores tienen que compartir impresiones con el rival en momentos emocionalmente difíciles.
Aceptar deportivamente el resultado de las partidas, comportándose correctamente ante la victoria o la derrota.
El ajedrez enseña también a considerar la victoria o la derrota como algo normal en la vida del jugador y, por tanto, se aprende a ganar y a perder con elegancia y corrección.
El ajedrez fomenta la relación de igualdad y el desarrollo de las relaciones interpersonales; ayuda a valorar el silencio como fuente de concentración y arraiga el concepto del fair play y la deportividad por encima del resultado.

4. OBJETIVOS CULTURALES Y DE AMPLIACIÓN DE CONOCIMIENTOS

Interpretar y utilizar correctamente los códigos asociados a los lenguajes ajedrecísticos.
El ajedrez, igual que otras disciplinas como las matemáticas o la música tiene su propio lenguaje que es necesario y útil conocer. La alfabetización en ajedrez, esto es, el conocimiento de los sistemas de notación, permite no sólo la comunicación en términos ajedrecísticos con personas de otros lugares del mundo ( ajedrez por correspondencia, ajedrez por internet, etc. ) sino que proporciona el libre acceso a la bibliografía ajedrecística y por tanto `permite conocer partidas e ideas de otros lugares y épocas. ( La bibliografía en ajedrez es mayor que la habida por todos los demás deportes juntos ).
Estimular la búsqueda de la belleza mediante la creación artística en el tablero.
El aspecto artístico del Ajedrez es uno de los que ejerce mayor atractivo entre los aficionados. Cuando los niños descubren sobre el tablero sus primeras combinaciones quedan tan fascinados que el brillo permanece en sus ojos durante algún tiempo. Este esfuerzo emotivo, esencialmente estético, es importante para la consecución del resto de los objetivos.
Adquirir conocimientos de aspectos culturales relativos al ajedrez
A la vez que se hace un recorrido en clase por el mundo del ajedrez inevitablemente surgen relaciones entre las partidas de una época y el contexto socio-cultural en el que tuvieron lugar dichas partidas. Las conexiones con la historia, la geografía y al filosofía también otorgan al ajedrez cierto carácter multidisciplinar en el ámbito de las Humanidades. No hay que olvidar que el ajedrez es, junto al atletismo, el deporte con más dilatada existencia, habiendo compartido con la Humanidad más de 2.000 años de existencia.
Por medio del ajedrez podemos conseguir estimular la búsqueda de la belleza, adquirir códigos propios del juego y sobre todo fomentar la pertenencia a una comunidad cultural.

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